El sábado 20 nos fuimos a Pachacamac junto a Human para pasar un día distinto: movimiento, respiración y, claro, hielo. Todo pensado para salir de la rutina y darle un reset al cuerpo y a la mente.
Movimiento: despertar y conectar
Empezamos con movimiento guiado por el coach de Human, Saulo Zárate. Nada complicado, nada forzado.
Primero caminar descalzos para sentir la tierra bajo los pies, hacer grounding y recordarnos que todo empieza por ahí: conectar. Poco a poco fuimos soltando el cuello, jugando en pareja, lanzando patadas al aire, avanzando en cuatro apoyos. Cada dinámica nos llevaba a soltar un poco más, a reírnos, a perder la timidez y darle flexibilidad y cuidado a la columna. Esa primera parte fue como abrir la puerta: un cuerpo más despierto y un grupo más unido.
Breathwork para el bienestar
Luego pasamos a una práctica de breathwork guiada por Lorene Chauvel, fundadora de Bodhi y primera instructora certificada del método Wim Hof en Perú.
Ahí descubrimos algo clave: con la respiración puedes cambiar tu estado interno. Pasamos de respiraciones intensas que activaban el cuerpo, a momentos de retención donde aparecía la calma. Estrés y soltura, tensión y descanso. Era un entrenamiento invisible: preparar al cuerpo y a la mente para lo que venía después (el hielo).
Como dice Lorene, la respiración es la base de todo y es importante aprender a usarla a nuestro favor para sumar a nuestra vitalidad y control sobre nuestro cuerpo.
Hielo: un reto compartido
¡Y llegó el hielo! Las Bodhi Pools nos esperaban frías y, aunque algunos ya tenían experiencia, para muchos fue la primera vez. También éramos un grupo variado en edades, pero con ganas de afrontar este reto y encontrar la manera de superar la inmersión.
La entrada siempre es intensa: el cuerpo se activa, la mente se resiste. Ese primer minuto es el más duro, pero también el más importante. Si logras quedarte, si atraviesas esa incomodidad inicial, aparece algo distinto: el poder del hielo. Calma, claridad, energía. Cada persona lo vivió a su manera —con respiraciones profundas, risas, gritos o silencio total—, y todas estuvieron bien. Al final, esta experiencia compartida te recuerda algo simple y poderoso: puedes más de lo que crees.
Y al salir, lo que se siente es esa mezcla de calma, energía y orgullo que solo el hielo sabe dejar. Desde ahí seguimos con el protocolo de la inmersión: ejercicios para reactivar y calentar el cuerpo frente a la fogata, donde todo se sentía distinto.
Cierre: un reset en comunidad
Lo que empezó como un full day terminó siendo un espacio de comunidad, donde cada uno se llevó herramientas para moverse mejor, respirar mejor y y, sobre todo, la certeza de haber superado un reto que te transforma. Una versión más fuerte, más presente, más humana.
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